El mar de China
Alberto Vieyra G. viernes 17, Jul 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 1884 y 1937 China y Japón se agarraron a cocolazos por la posesión y propiedad del mar de China, con una extensión de 3 millones 500 mil kilómetros cuadrados, un millón de kilómetros cuadrados más que el mar Mediterráneo y dos millones más que el Golfo de México. En ambas confrontaciones bélicas ganó China, pero Japón va por la revancha.
El mar de China es considerado como el segundo mar Mediterráneo, pues desde tiempos inmemoriales ha sido estratégico para la navegación marítima y el comercio entre Asia y el oriente.
Aprovechando la actual guerra fría comercial entre China y Estados Unidos, los japoneses han movilizado gigantescos buques militares, igual que EU, bajo la tiránica mentira de llevar a cabo algunas prácticas militares.
China por su parte, alista a miles de soldados para defender puntos estratégicos de dicho mar meridional, en el cual existen poco más de 200 islas, muchas de ellas en disputa con Corea, Singapur y también con Estados Unidos, pero China ha construido en varios archipiélagos apantalladoras bases militares con sofisticados con sistemas de radar de alta frecuencia o refugios antimisiles.
Muy cerca del mar de China, el Tío Sam cuenta también con varias bases militares listas para lo que se pueda ofrecer en la disputa comercial y geopolítica que se avecina por la posesión de la supremacía militar y económica entre Estados Unidos y China, conflicto atizado rabiosamente por el güero loco, Donald Trump. No hay duda que en el mar de China se oyen ya los “tambores de guerra” en lo que podría ser una Tercera Guerra Mundial que las profecías bíblicas refieren como un ataque entre el Rey del Norte y el Rey del Sur.
¿Pero cuáles son esos reyes del norte y del sur?
Por el Rey del Norte, se entiende que es Rusia con un puñado de aliados asiáticos, entre ellos China, pero no queda claro si en una confrontación con el Rey del Sur, esto es Estados Unidos y Gran Bretaña con sus respetivos aliados, entraría Japón que en este caso disputaría el mar de China, a menos que los ojitos de ojal de Japón quieran que China se convierta en el nuevo imperio mundial. Ese es el meollo del asunto; hace menos de una década China desplazo al Japón como la segunda economía más importante del mundo y desde entonces, China se convirtió en el enemigo a vencer para evitar que el imperio de las barras y las estrellas sucumba mucho antes que el Imperio Romano. China gana terreno cada día y en la era del coronavirus se ha apoderado de un gran número de empresas norteamericanas que ahora son propiedad de potentados capitalistas chinos, que han comprado bancos en Europa, especialmente en Italia y con su avasallante comercio están ya en todo el continente americano y por los 7 mares llevando las manufacturas chinas. Además, entre China y Estados Unidos existe un silencioso conflicto de orden económico que preocupa a los halcones de Washington, toda vez que China es la mayor poseedora en el mundo de bonos del tesoro norteamericano, es decir que la principal nación acreedora de Estados Unidos se llama China con 1.13 billones de dólares.
A Donald Trump se le queman las habas por atacar a China para salvar su reelección presidencial y crear en todo el mundo una economía de guerra que beneficie principalmente a las grandes potencias y a las grandes potencias propietarias de monumentales fábricas de armamento. Los gringos retroalimentan su nacionalismo por dos vías: La guerra y la economía boyante.
Me pregunto: ¿Será capaz el anticristo gringo de llevar a la humanidad a una tercera guerra mundial y todo para lograr una reelección presidencial?